Semanario Amateur

Mi nombre es Clarisa Baez. Soy estudiante de Licenciatura en Periodismo. En este blog subiré semanalmente notas, crónicas, entrevistas, cuentos, memorias (de todo un poco) escritas por mi. Si quieren que escriba sobre algún tema en particular, escribanme, y también los invito a participar de la encuesta publicada al pie de la página
¡Saludos!


e-mail:
clari_baires@live.com.ar
baezclarisa@gmail.com

Twitter:

https://twitter.com/ClariRmfc

La habilidad para empezar una idea, es tan importante como la idea misma.

La habilidad para empezar una idea, es tan importante como la idea misma.

jueves, 19 de marzo de 2015

EL MONSTRUO Y LA ESTATUILLA (Cuento)

Recuerdo ese día como si fuera hoy. Estaba en la casa de mi abuela en una piecita que era "La pieza de los nietos", es decir, una habitación exclusiva para mi hermana, mis primos y yo. Mi abuela vivía (y vive actualmente) en una gran casa ubicada en una calle que está pegada a las vías del ferrocarril, en la localidad de Turdera a una cuadra de la estación de trenes. Había otra habitación que mi abuelo usaba de oficina, donde realizaba cuentas y trabajos personales. Además un dormitorio destinado a mis abuelos, dos baños, una gran cocina y un comedor inmenso lleno de cuadros en sus paredes  con muebles antiguos. Sobre uno de los bargueños había una estatuilla que tenía forma de una mujer joven y fina, a  la cual yo le temía mucho y más aún cuando las luces estaban apagadas o cuando podía distinguirla por medio del reflejo de la luz del baño contiguo al merendero. Los cuatro nietos creíamos que en la oficina había un monstruo que en las noches se juntaba con la mujer estatuilla y planeaban hacernos cosas malas o hasta matarnos y también teníamos miedo al ruido que emitía el tren cuando pasaba por las vías fuertemente y provocaba el temblor de las cosas del hogar.
Una noche de mucho frío decidí quedarme a dormir en la casa de mis nonos. A medianoche me desvelé con ganas de ir al baño. Fue entonces cuando caminé a través de la oscuridad por un largo pasillo que conectaba a las habitaciones con el comedor y el baño. En ese preciso instante pasaba un tren por las vías. Con mucho temor encendí la luz del baño y ví como la mujer estatua caía al piso y se desasía en pedazos. Nunca supe si fue el temblor del ferrocarril el que provocó la caída o el monstruo de la oficina que discutía con ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario